LA REALEZA DE JESUCRISTO
Rev. Linh N. Nguyen
La Biblia nos dice que Jesús de Nazaret cumplió con las promesas del Antiguo Testamento de tener un Rey perfecto que gobierna sobre Su pueblo y todo el universo. La esperanza del Antiguo Testamento para el futuro, incluía una visión de un nuevo rey como David, llamado el ungido o el Mesías, en hebreo.
“Tu casa y tu reino perduraran por siempre ante mi; tu trono permanecerá firme para siempre.” (2 Samuel 7:16)
El profeta Isaías insistía en las promesas y apuntaba hacia el Mesías que habría de venir. Especialmente en la primera lectura de este Domingo, Daniel cuenta de una visión de uno como hijo de hombre a quien se le había dado gran poder, gloria y reino, uno a quien todos los pueblos, naciones y lenguas le servirían. Su dominio es eterno y nunca pasara. Su reino nunca será destruido.
Yo seguía viendo estas visiones en la noche. De pronto: Vi que venía entre las nubes alguien parecido a un hijo de hombre, el cual fue hasta donde estaba el Anciano; y le hicieron acercarse a él. Y le fue dado el poder, la gloria y el reino, y gente de todas las naciones y lenguas le servían. Su poder siempre será el mismo, y su reino jamás será destruido. (Daniel 7:13-14)
Cuando Jesucristo nació, Su nacimiento fue anunciado en estas categorías. Su ministerio en la tierra entonces fue ampliado en estos temas.
Desde entonces, Jesús empezó a predicar y decía, “Arrepiéntanse, por que el reino de los cielos esta cerca.” Mateo 4:17
Sera un gran hombre al que llamaran Hijo del Dios altísimo, y Dios el Senor lo hará Rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin” (Lucas 1:32-33)
De la misma forma, Juan el Bautista proclamaba la presencia del Reino de Dios en la venida de Jesús. El tema de Jesús como un Rey, Gobernante o Senor domina el Nuevo Testamento desde el principio hasta el final. Tenemos la culminación de este tema con el Senor sentado en un trono, Sus enemigos son sometidos ante El y un nuevo nombre le es dado:
“En su manto y sobre el muslo llevaba escrito este título: Rey de reyes y Senor de señores.” (Apocalipsis 19:16)
La Realeza de Cristo es un dominio espiritual establecido en los corazones y las vidas de los creyentes. El administra Su reino por medios espirituales- La Palabra y el Espíritu. Cada vez que los creyentes siguen a Cristo, El Salvador ejerce su función de Rey y gobernante.
Dios todopoderoso y eterno,
Quien en Tu Hijo amado,
Rey del mundo entero,
Has querido restaurar todas las cosas,
concédeme en tu misericordia que todas las familias de naciones
que han sido heridas por el pecado,
sean sometidas a Su amabilísima ley.
Aquel que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
Amen.
|